Crisis en la frontera: México planea verter 1,500 millones de litros de aguas residuales en EE.UU.

México y Estados Unidos enfrentan un conflicto por el vertido de aguas residuales en el río Tijuana, afectando la salud y medio ambiente en California.

México y Estados Unidos se ven envueltos en una nueva controversia, esta vez por el vertido de aguas residuales en el río Tijuana, que podría tener un impacto significativo en el territorio estadounidense. La Junta de Supervisores del Condado de San Diego ha denunciado que México tiene la intención de verter más de 1,500 millones de litros de aguas negras en el río Tijuana, lo que podría agravar la situación en el estado de California. A pesar de un acuerdo binacional firmado en 2023 para el tratamiento conjunto de estas aguas, su implementación está prevista para 2026, dejando un periodo de tres años más de vertidos sin tratar. Esta situación ha generado el cierre de playas, la exposición de entrenamientos militares a escurrimientos tóxicos y una creciente crisis sanitaria en el estado de California. El problema, que ha persistido durante décadas, ahora se convierte en un asunto de salud pública y seguridad nacional, con llamados a una respuesta más contundente por parte de las autoridades estadounidenses.

Impacto Ambiental y Sanitario en Estados Unidos

Las denuncias de la Junta de Supervisores del Condado de San Diego destacan el impacto directo que el vertido de aguas residuales en el río Tijuana tendría en el territorio estadounidense. De acuerdo con Jim Desmond, uno de los supervisores del condado, la contaminación no solo representa un riesgo para la salud pública, sino que también amenaza la seguridad nacional debido a su proximidad a entrenamientos militares de los Navy Seals. Además, se han reportado cierres prolongados de playas en el condado de San Diego, así como malestares estomacales y respiratorios en comunidades cercanas, especialmente en niños y ancianos. La situación ha llevado a Desmond a calificar a Estados Unidos como el "vertedero" de México, indicando que las aguas residuales son desviadas hacia el río, los barrancos y finalmente terminan en territorio estadounidense y en el océano. Esta crítica pone de relieve la falta de una gestión adecuada de los residuos en Tijuana, lo que repercute negativamente en la salud y el bienestar de las comunidades vecinas.

Acuerdo Binacional y Plazos de Implementación

A pesar de las crecientes denuncias, también se han dado pasos hacia una solución conjunta. En septiembre de 2023, México y Estados Unidos firmaron un acuerdo para procesar 25 millones de galones diarios (94.5 millones de litros) de aguas negras vertidas por Tijuana. Sin embargo, la implementación de este plan está programada para 2026, lo que deja un margen considerable de tiempo durante el cual la situación de los vertidos continuará sin solución efectiva. Este acuerdo surge como resultado de la presión ejercida por políticos y ambientalistas del sur de California, quienes han estado abogando por una respuesta más firme ante la contaminación que ha afectado a la región durante años. La demora en la implementación del acuerdo puede tener consecuencias significativas en la salud pública y el medio ambiente en el área afectada.

Causas Estructurales del Problema

El crecimiento desordenado de Tijuana ha sido señalado como una de las principales causas del problema de los vertidos de aguas residuales. Según informes, el auge inmobiliario ha generado una demanda de alcantarillado que crece un 1.7% anual, mientras que el rezago en la cobertura del servicio era del 12% en 2020. Además, se ha reportado que el 46% de la red de drenaje en Tijuana era obsoleta en ese año. Esta falta de infraestructura adecuada ha llevado a que cientos de desagües irregulares y construcciones sin la necesaria infraestructura básica viertan directamente al canal y a las playas. A pesar de las denuncias de los vecinos de Playas de Tijuana sobre esta situación, las autoridades locales han declarado que la competencia recae en la Comisión Nacional del Agua (Conagua), mientras la contaminación persiste y las aguas residuales continúan siendo arrojadas al mar. Esta falta de acción por parte de las autoridades competentes agrava la contaminación y pone en riesgo la salud de la población.

Falta de Vigilancia y Control de la Contaminación

La falta de un control efectivo sobre la calidad del agua también ha sido señalada como un factor que contribuye a la agudización del problema. A pesar de que la ley establece la obligación de medir los niveles de enterococos una vez al mes, en los primeros cuatro meses de 2023 solo se realizaron dos estudios. Esta deficiencia en la vigilancia no solo dificulta la identificación temprana de los niveles de contaminación, sino que también impide alertar a las autoridades y a la población sobre los riesgos sanitarios asociados. La exalcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero, reconoció que el Comité de Playas Limpias, encargado de estas evaluaciones, carece de capacidad real de acción, lo que pone en entredicho la efectividad de los mecanismos de control establecidos. Este antecedente resalta la necesidad de fortalecer los sistemas de vigilancia y control para garantizar la protección de la salud pública y el medio ambiente en la región.

Repercusiones Diplomáticas y Sanitarias

Las denuncias por el vertido de aguas residuales en el río Tijuana han trascendido el ámbito ambiental, convirtiéndose en un tema diplomático y sanitario. La situación ha generado preocupación en Estados Unidos, donde se han planteado la posibilidad de imponer restricciones migratorias o limitar el otorgamiento de visas como medida de presión a México. Estas propuestas reflejan la gravedad del problema y su impacto en las relaciones bilaterales entre ambos países. Por otro lado, la visita anunciada por el administrador de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), Lee Zeldin, a la zona fronteriza en las próximas semanas, demuestra el interés de las autoridades estadounidenses por abordar de manera directa la situación y buscar soluciones permanentes para poner fin al flujo de aguas residuales hacia su territorio. Esta intervención pone de manifiesto la necesidad de una cooperación más estrecha entre México y Estados Unidos para abordar de manera efectiva este problema transfronterizo.

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